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EMBARAZO Y TACONES: BUENOS AMIGOS?

Acabo de ser madre hace algo más de tres meses, y debo decir que de toda la lista de “pequeños sacrificios” que algunas mujeres debemos hacer durante el embarazo he llevado bien todo, excepto el tema del calzado. El último mes fue especialmente duro y ya no veía el momento de dar a luz para subirme a unos tacones de los míos (entre otras cosas).

Cada mujer es un mundo y cada embarazo también, por eso este post lo hago bajo mi exclusiva experiencia personal que no tiene por qué ser la de las demás.

Aunque no dejaré de mencionar las “recomendaciones” bien sabidas cuando te quedas embarazada y comienzas a leer cosas o tu médico te insiste en que cambies de calzado:

Los requisitos que debe reunir el calzado recomendado para las embarazadas son:

  • Un tacón de tres o cuatro centímetros es el más adecuado; tampoco es bueno usar calzado totalmente plano, como las manoletinas o bailarinas.
  • La horma debe ser amplia (y yo diría cómoda) para no presionar el pie ni los dedos.
  • Con una buena sujeción para prevenir torceduras y caídas. Evita las chancletas o las sandalias que no sujetan el tobillo.
  • Los zapatos tienen que estar confeccionados con materiales naturales porque los sintéticos impiden la transpiración (aunque esto es una regla de vida para todas)
  • Es importante que la forma del calzado permita un buen soporte del arco del pie para prevenir la aparición de trastornos como la fascitis plantar.
  • Es preferible que tengan una suela antideslizante para evitar resbalones.
  • Los zapatos de tacón alto dejarlos para ocasiones especiales en las que no sea necesario permanecer mucho tiempo de pie.

Recuerdo que con escasos dos meses alguien me aconsejó que “mejor fuese dejando mis taconazos, para ir acostumbrándome a la nueva situación” y la verdad es que yo pensé….por qué adelantarme a situaciones si aun me sentía segura “subida” en mi calzado habitual?, de hecho estaba segura de que podría calzar tacones durante casi todo el embarazo, puesto que el tacón alto es el calzado en el que realmente me siento cómoda y segura. Sin embargo no pude realizarlo y el calzado se convirtió en uno de mis principales problemas a partir del séptimo mes.

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Hasta entonces fui capaz de calzar todos mis zapatos y botas sin problema (algunos con 8 centímetros), aunque es cierto que empecé a hacer con mayor asiduidad de la habitual, la alternancia de distintas alturas de tacones altos con planos ya que el cansancio es un síntoma frecuente en los meses de gestación y tiendes a buscar el calzado más cómodo (aunque en mi caso fue más bien para aguantar jornadas maratonianas de trabajo y preparativos del bebé).

La bailarina se convirtió en un aliado en primavera aunque no es ni mucho menos recomendable de modo continuado, máxime si se tiene algunos días de dolor de espalda, ciática o males semejantes en cuyo caso los 3 y 4 centímetros son la altura ideal. Pero….pocos zapatos se encuentran en esa altura acordes con mi estilo.

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No obstante hasta que comenzó la hinchazón de pies, el tacón midi fue un aliado perfecto a medida que aumentaba el peso y debía bajar la altura del tacón. Tuve en dos ocasiones un fuerte dolor de espalda que me obligó a tomar sesiones de fisio y me aconsejaron huir de la bailarina.

Hice deporte hasta comenzar el sétimo mes en el gimnasio, eso me permitía cambiar de calzado por el deportivo y hasta el octavo en casa descalza.

Para continuar con las obligadas caminatas de forma cómoda adquirí (me regalaron) unas zapatillas deportivas NEW BALANCE que me resultaron súper cómodas.

NB

Si estás acostumbrada al tacón alto no tienes por qué dejar de usarlo al menos hasta el quinto o sexto mes, sobre todo si no coges demasiado peso como me ocurrió a mí. Sí noté que necesitaba cambiar de zapato a menudo y sobre todo tendía a usar aquellos que tuviesen una horma especialmente cómoda. Para mí el modelo Julie Nude de ELENA ZÁRATE fue fantástico y pude usarlos sin problema hasta el sexto mes.

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A partir de entonces la cosa se complicó. La temida retención de líquidos decidió instalarse en mis pies. En mi caso influyó además el clima (uno de los veranos más calurosos de los últimos años en Madrid) que contribuyó a incrementar la hinchazón de pies hasta el punto de ser imposible calzarme cualquiera de mis zapatos. No es que aumentara de talla, sino que la hinchazón hacía imposible calzarme cualquier zapato que cubriese la parte del empeine. Unas simples chanclas eran capaces de dejar marcas en mis pies.

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Tuve que buscar un zapato que fuese de vestir por motivos de trabajo, que tuviese un tacón aunque ancho y con buena sujeción sin oprimir la zona del empeine. Mi zapato ideal era aquel que dejase libre el empeine y su sujeción estuviese en los dedos y el talón. Aunque me costó, lo encontré en LOLA CRUZ, con una sandalia que sujetaba la zona de los dedos y con pulsera al tobillo que permitía regular la anchura del pie en cada momento.

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Otro calzado ideal aprovechando el verano fueron las cuñas, un aliado perfecto que permite mantener la altura sin disminuir la seguridad para el pie, con la sola precaución de buscar aquellas que fuesen escotadas en la zona del empeine (algunas de las mías fue imposible calzarlas en pleno verano porque eran lo suficientemente cerradas para oprimir el empeine). Mis GLORIA ORTIZ, SARA NAVARRO y CASTAÑER me salvaron el verano.

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Y ya en zona de playa de Marbella, encontré unas sandalias italianas en BOHO-ILA, preciosas, hechas a mano de piel y con pedrería que me enamoraron aunque las tuve que adquirir con un número mayor que el mío para evitar ajustes en la zona del empeine.

Sí es cierto que a medida que aumenta la tripa, se desplaza el centro de gravedad y la curvatura lumbar y noté que llegaba un momento en el que es fácil perder el equilibrio, tu cuerpo aumenta de peso y tienes a echar el peso hacia atrás para reequilibrar la postura natural que una tripa creciente hace en tu cuerpo (el mismo efecto por cierto, que producen los tacones en circunstancias normales) así que de la forma más tonta puedes pegar un tropezón (pero incluso en zapato plano), con lo que es recomendable extremar las precauciones.

Es obvio que el embarazo no es el estado ideal para llevar tacones si no es el calzado habitual en tu armario, pero si no hay un impedimento físico que te lo desaconseje (retención de líquidos, problemas de espalda o ciática), soy partidaria de utilizar el calzado que te haga sentir cómoda. Sólo escucha tu cuerpo. Estoy segura de que si no llego a tener el problema de la retención de líquidos, hubiera seguido usando algún que otro tacón, lo demuestra el hecho de seguí con las cuñas, que no dejan de ser unos tacones encubiertos!

Os dejo unos videos sobre el tema:

http://www.howcast.com/videos/500315-how-to-wear-heels-during-pregnancy-high-heel-walking/

https://youtu.be/8w_gMUFWzWE

Uses tacones o no, en el embarazo cuida de tus pies, ellos sostienen tu cuerpo y su exceso de peso. No dejes de visitar al podólogo durante esos meses y recuerda quitar tu esmalte de uñas al menos el último mes….y sobre todo disfruta de tu embarazo!

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  • Foto inicial del patuco gigante que me regaló mi amiga Mage hecho por ella con una toquilla y relleno de pañales. Su web: http://panalesdivertidos.blogspot.com.es/
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